Orígenes de las hojas de cálculo
En 1961 se vislumbró el concepto de una hoja de
cálculo electrónica en el artículo Budgeting
Models and System Simulation de Richard Mattessich. Pardo y Landau
merecen parte del crédito de este tipo de programas, y de hecho intentaron
patentar (patente en EE.UU. número 4.398.249) algunos de los algoritmos
en 1970.
La patente no fue concedida por la oficina de patentes por ser una invención
puramente matemática. Pardo y Landau ganaron un caso en la corte estableciendo
que "algo no deja de ser patentable solamente porque el punto de la
novedad es un algoritmo". Este caso ayudó al comienzo de las patentes de software.
Dan Bricklin es el inventor
generalmente aceptado de las hojas de cálculo. Bricklin contó la historia
de un profesor
de la universidad
que hizo una tabla de cálculos en una pizarra.
Cuando el profesor encontró un error, tuvo que borrar y reescribir una gran
cantidad de pasos de forma muy tediosa, impulsando a Bricklin a pensar que
podría replicar el proceso en un computador, usando el paradigma
tablero/hoja de cálculo para ver los resultados de las fórmulas que intervenían
en el proceso.